Catalina Y Sebastian

Catalina Negrete es la hija mayor de una importante familia, que queda en la ruina ecónomica y Adela, la madre, una mujer ambiciosa e interesada obliga a su hija a casarse con Sebastián Mendoza, un joven apuesto y adinerado, a pesar de que ella ama a su novio Eduardo, quien sólo estaba con ella por interés y al darse cuenta de la situación de la familia de su novia la abandona para buscarse otra mujer adinerada. La despechada Catalina no encuentra otra solución y se ve obligada a casarse con Sebastián. Sin embargo, la sorpresa de Catalina y su familia es mayúscula cuando descubre que el rancho donde vive Sebastián no es de su propiedad, sino que el muchacho sólo se desempeña allí como capataz. Sebastián les inventó su posición económica a la familia de Catalina para descubrir si ella en verdad se casaba por interés. Cuando descubre que sus sospechas eran ciertas, se enfurece, le niega el divorcio a su esposa y la obliga a vivir con él en una choza para que sienta de verdad lo que es ser pobre. Aunque con el trato diario, Catalina llega a enamorarse de verdad de Sebastián, y lo mismo le ocurre a él. Finalmente Sebastián le confiesa la verdad: él en realidad sí es el dueño del rancho Mendoza, sólo se hizo pasar por capataz para saber si el amor de Catalina era sincero. Para esto, intercambió su papel con el verdadero capataz, Carmelo. Pero cuando Sebastián le exige al capataz que vuelva a su vida de antes, Carmelo no está dispuesto a abandonar así de fácil la vida de lujos que tanto ha disfrutado hasta ahora, y entonces chantajea a Sebastián diciéndole que sólo le devolverá su vida y sus tierras si Catalina accede a casarse con él. Al final se descubre que el verdadero hijo de la señorita Antonieta es Sebastián.